En un esfuerzo sin precedentes, más de 40 organizaciones de 13 países se unen para proteger y recuperar las ranas arlequín, joyas de Centro y Sur América, gravemente afectadas por una enfermedad anfibia mortal

Con la creación de la Iniciativa de Supervivencia Atelopus (ASI), una nueva alianza de más de 40 organizaciones de 13 países, llega un nuevo día para las ranas arlequín, joyas de los bosques y arroyos del Centro y Sur América, y uno de los grupos de anfibios más afectado por el hongo quítrido mortal Batrachochytrium dendrobatidis (Bd).

Si bien los investigadores y conservacionistas de anfibios han trabajado durante muchos años para salvar a las ranas arlequín (que componen el género Atelopus) y grupos de especies en países individuales, la ASI los reunirá por primera vez para combinar los recursos, décadas de experiencia y conocimiento necesarios para prevenir la extinción de todo el género de ranas arlequín en toda la región donde estas especies aún sobreviven.

“Como un grupo increíblemente diverso de anfibios que enfrentan una serie de amenazas, las ranas arlequín requieren soluciones innovadoras provenientes de un grupo diverso de individuos y organizaciones con diferentes experiencias, conocimientos y capacidades”, dijo Lina Valencia, fundadora de ASI, co-coordinadora del Grupo de Trabajo Atelopus del Grupo Especialista en Anfibios de la UICN y coordinadora de los países andinos para Re: wild, uno de los principales convocantes de la ASI. “Más que nunca antes, necesitamos una constelación de campeones que trabajen juntos para traer de regreso a las ranas arlequín del borde de la extinción. La ASI resalta la necesidad crítica de implementar acciones de conservación en campo que mitiguen las principales amenazas a este hermoso grupo de anfibios.”

Durante las últimas décadas, muchas especies de rana arlequín han sufrido graves declives poblacionales y extinciones en toda su área de distribución. Hoy en día, de las 94 especies de ranas arlequín evaluadas por la UICN, 83% están en peligro de extinción, mientras que alrededor del 40% de las especies de Atelopus han desaparecido de sus hogares conocidos y no se han visto desde principios de la década de los 2000s, a pesar de grandes esfuerzos para encontrarlas. Cuatro especies de ranas arlequín ya están clasificadas como extintas, según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, pero este número probablemente sea mayor.

El hongo Batrachochytrium dendrobatidis (Bd) causa la enfermedad letal quitridiomicosis, que ha provocado una disminución de los anfibios en todo el mundo, incluso en Australia y el oeste de los Estados Unidos. Aunque es probable que Bd sea la principal causa de estas disminuciones, otras amenazas están exacerbando los precipitados declives en la población. Esto incluye la destrucción y degradación de los hábitas (como resultado de la agricultura animal, la tala, la minería y el desarrollo de infraestructura), la introducción de especies invasoras como la trucha arcoíris que se alimenta de renacuajos de ranas arlequín, la contaminación, la recolección ilegal para el comercio de mascotas y la efectos del cambio climático.

La ASI y sus miembros, incluidos gobiernos, comunidades locales y pueblos indígenas, abordarán en colaboración cada una de estas amenazas, y las nuevas amenazas que surjan, para todo el género, teniendo en cuenta las realidades sociales, políticas y culturales de cada uno de los 11 países donde se encuentran las ranas arlequín.

“Con sus bellas canciones y estilos de vida únicos, los anfibios se encuentran entre los animales más extraordinarios de la Tierra, y entre ellos, las ranas arlequín se destacan por sus asombrosos colores”, dijo Luis Fernando Marin da Fonte, coordinador del ASI y director de alianzas y comunicaciones para la Amphibian Survival Alliance. “Pero estas joyas coloridas y delicadas son cada vez más raras. Las ranas arlequín deben ser protegidas no solo por su belleza y singularidad, sino también por su valor intrínseco e importancia biológica, ecológica e incluso cultural.”

El Plan de Conservación para la Rana Arlequín (Atelopus) (HarleCAP), recientemente desarrollado por la Iniciativa, proporciona la hoja de ruta para conservar y recuperar el género de las ranas arlequín y su hábitat. Los objetivos del plan de acción que la ASI pretende alcanzar para el 2041 (el 200 aniversario de la descripción del género Atelopus), incluyen:

desarrollar e implementar métodos innovadores para mitigar los impactos del quitridio en las poblaciones de rana arlequín y comprender mejor por qué algunas especies son menos susceptibles a los efectos del quitridio;
proteger y restaurar los bosques y las cuencas hidrográficas de la rana arlequín;
crear y mantener programas de cría para la conservación;
buscar especies perdidas para la ciencia y llenar otros vacíos en el conocimiento científico sobre las ranas arlequines;
compartir historias que transformarán a las ranas arlequín en símbolos de esperanza para la región y el mundo, y una insignia de éxito de conservación;
asegurar que la red de conservación Atelopus cuente con el apoyo técnico, logístico y financiero para asegurar la conservación a largo plazo de las ranas arlequín.

“El establecimiento de iniciativas colaborativas a nivel internacional y regional es fundamental para coordinar esfuerzos y obtener resultados tangibles que tengan un impacto eficaz y real en la conservación de una especie en peligro de extinción,» dijo Gina Della Togna Universidad Interamericana de Panamá, Panamá. «La Iniciativa de Supervivencia Atelopus es un ejemplo concreto, que no solo tiene como objetivo conservar una especie, sino todo un género, quizás el más amenazado por la crisis global de extinción de los anfibios”.

Las ranas arlequín se encuentran desde Costa Rica en el norte hasta Bolivia en el sur, Ecuador en el oeste y Guayana Francesa en el este. Se les conoce como las joyas del Neotrópico en parte por sus hermosos y variados colores, que van desde el naranja, el verde, el amarillo, el marrón, el negro, el rojo y, a veces, incluso el morado. Se celebran en varias culturas latinoamericanas, incluidas las culturas indígenas, y en países enteros, como en Panamá, donde el animal nacional es la rana dorada panameña.

Como otros anfibios, las ranas arlequín son vitales para ecosistemas saludables. Sus renacuajos dependen del agua limpia y, debido a esto, la presencia de ranas arlequín indica agua de mejor calidad en un ecosistema, mientras que su declive o ausencia es a menudo el primer signo de un ecosistema en problemas.

“Proteger y restaurar las ranas arlequín y sus hábitats también beneficiará a otras especies que comparten los ecosistemas en los que viven y que proporcionan agua a decenas de millones de personas y, en última instancia, a toda la vida en la Tierra”, dijo Valencia. “Esperamos que la ASI sea un modelo exitoso que los conservacionistas puedan emular para otros grupos de especies amenazadas.”

La Iniciativa de Supervivencia Atelopus incluye grupos de conservación nacionales e internacionales, zoológicos, centros de cría en cautiverio, instituciones académicas, gobiernos y comunidades locales. Sus miembros actuales representan las siguientes organizaciones:
Amphibian Ark, Amphibian Survival Alliance, Asociación Pro Fauna Silvestre – Ayacucho, Bioparque Municipal Vesty Pakos, Bolivian Amphibian Initiative, Centre National de la Recherche Scientifique, Centro de Conservación de Anfibios AMARU, Centro Jambatu de Investigación y Conservación de Anfibios/Fundación Jambatu, CORBIDI, DoTS, El Valle Amphibian Conservation Center Foundation, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Florida International University, Fort Worth Zoo, Fundación Atelopus, Fundación Zoológica de Cali, Universidad del Tolima (GHEE), Grupo de Trabajo Atelopus Venezuela, Image Conservation, Instituto Nacional de Pesquisas da Amazônia, Instituto Venezolano de, Investigaciones Científicas, Ministerio del Ambiente de Perú, MUBI (Museo de Biodiversidad del Perú), Parque Explora, Parque Nacional Natural Puracé, Photo Wildlife Tours, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Pontificia Universidad Javeriana, Re:wild, San Diego State University, Smithsonian Tropical Research Institute, Trier University, Universidad de Antioquia, Universidad de Costa Rica, Universidad de los Andes, Universidad del Tolima, Universidad del Magdalena, Universidade Federal do Pará, Universidad Nacional, Universidad Interamericana de Panamá, Universidad Nacional de Colombia, Universidad San Francisco de Quito, Universidade Estadual de Campinas, Universidade Federal do Oeste do Pará, University of Nevada, Reno, University of Notre Dame, University of Pittsburgh, WCS (Wildlife Conservation Society), WCS Colombia, Zoológico Cuenca Bioparque Amaru

Desafiando a la enfermedad: Las ranas panameñas contraatacan

Muchas enfermedades infecciosas pueden desaparecer después de un brote. Peste bubónica, cólera y la influenza son ejemplos que han ocurrido durante la historia humana. Los mismos fenómenos ocurren con las enfermedades de las especies salvajes. ¿Cómo ocurre esto? Una explicación es que el patógeno evoluciona y se convierte en menos mortal para el organismo, por lo que no consigue matar al organismo, y por lo tanto asegurar su propia supervivencia. Mientras que esta situación puede ocurrir, sabemos que hay más razones por las cuales la gravedad de una enfermedad cambia.

Cori Richards y Jamie Voyles

 Para los anfibios, sabemos de una enfermedad letal llamada “chitridiomycosis” descubierta en los años 90. Esta enfermedad fue devastadora para Centroamérica, donde puede que haya extinguido especies enteras. Durante este estudio, hicimos el excitante descubrimiento de que algunas especies de anfibios que parecían extinguidas están aguantando y además mejorando. Queríamos entender como ocurría esto. ¿Era un cambio en el patógeno, en la rana o en ambos?

Para responder a estas preguntas, hicimos dos cosas. Para empezar cogimos ranas en Panamá antes del brote y después del brote de la enfermedad. Además, recogimos muestras del patógeno en múltiples sitios: donde el brote inicial (10 años después). Encontramos que casi una década después del brote, el patógeno era igual de mortal. Sin embargo, las ranas sobreviven y tienen mejores defensas contra él. ¡Las ranas panameñas están contraatacando!

Atelopus varius

Entender como las comunidades de anfibios se están recuperando después de los brotes de la enfermedad es importante por diferentes razones. Primero, resolver como funciona esto nos ayudará a desarrollar mejores estrategias de conservación para proteger a los anfibios de las enfermedades que les llevan a la extinción. Segundo, aclarar como el brote de la enfermedad disminuye nos ayudará a predecir, y responder, a otros posibles patógenos que puedan portar las plantas, animales o humanos. Estas metas son muy importantes en una época en la cual la globalización incrementa la introducción de patógenos a poblaciones de especies inocentes.

Shifts in disease dynamics in a tropical amphibian assemblage are not due to pathogen attenuation JAMIE VOYLES, DOUGLAS C. WOODHAMS, VERONICA SAENZ, ALLISON Q. BYRNE, RACHEL PEREZ, GABRIELA RIOS-SOTELO, MASON J. RYAN, MOLLY C. BLETZ, FLORENCE ANN SOBELL, SHAWNA MCLETCHIE, LAURA REINERT, ERICA BREE ROSENBLUM, LOUISE A. ROLLINS-SMITH, ROBERTO IBÁÑEZ, JULIE M. RAY, EDGARDO J. GRIFFITH, HEIDI ROSS, CORINNE L. RICHARDS-ZAWACKI SCIENCE 30 MAR 2018 : 1517-1519

por Jamie Voyles and Cori Richards-Zawacki
Traducción: Álvaro Gil

Estudio alentador sugiere que un moratorio en las importaciones de salamandras ayudaría a la prevención de propagación de enfermedades

Una ley reciente, del año 2016, restringe la importación internacional de 201 especies de salamandras a los Estados Unidos. El objetivo de la ley es prevenir la propagación en Estados Unidos del nuevo y mortal hongo para las salamandras, Batrachochytrium salamandrivorans (Bsal). En un nuevo estudio publicado el 13 de octubre en Scientific Reports, científicos del ‘Smithsonian Conservation Biology Institute,’ (Instituto Smithsoniano sobre la conservación biológica, SCBI) revelan que esta moratoria tiene opciones de hacer el trabajo de manera eficaz.

Investigadores pasando un bastoncillo a un tritón emperador en el ‘Smithsonian’s National Zoo’ (Zoo Nacional Smithsoniano). Los tritones emperador pertenecen a un género de tritones de Asia los cuales están incluidos en la ley de la moratoria en importaciones de salamandras debido al alto riesgo de que sean portadores del mortal hongo, Batrachochytrium salamandrivorans (Bsal).

“Cuando la moratoria entró en vigor, no sabíamos si el hongo Bsal estaba ya en los Estados Unidos en salamandras vendidas como mascotas y lo único que estábamos haciendo era cerrar la puerta del establo cuando el caballo ya se había escapado,” dijo Brin Gratwicke, biólogo de conservación de anfibios de SCBI y escritor de artículos. “Nuestro estudio no encontró patógenos en ninguna de las salamandras vendidas como mascotas en los Estados Unidos, lo cual eran muy buenas noticias para las salamandras autóctonas, especialmente para la región de los Apalaches-una región con una biodiversidad de salamandras muy alta. Esto significa que tenemos que continuar vigilando y evitando que la enfermedad entre en el país”

El estudio destaca la primera encuesta para el Bsal en las salamandras vendidas como mascotas en los Estados Unidos. Los investigadores trabajaron con el ‘Amphibian Survival Alliance’ (alianza para la supervivencia de los anfibios) mediante el envío de kits para sacar muestras, a criadores de salamandras. A cambio, el equipo recibió muestras sacadas de la piel de 639 salamandras pertenecientes a 65 especies, de las cuales muchas tenían riesgo de portar el hongo Bsal. Ninguna de las muestras mostraron evidencia del hongo según los test llevados a cabo por el ‘SCBI’s Center for Conservation Genomics’ (el centro de conservación genómica del SCBI).

“Trabajando con el sector de los aficionados a las mascotas en este proyecto nos dio la oportunidad de alertar a este sector del potencial problema y que era critico averiguar si el hongo Bsal se había importado a los Estados Unidos,” dijo Blake Klocke, departamento de ciencias medioambientales de la Universidad George Mason, estudiante del doctorado de política, investigador con SCBI y autor del estudio.

“Esperamos que este sector continúe vigilando posibles signos de Bsal y que por lo tanto incluyan en su rutina, el tomar muestras de sus salamandras al igual que protocolos de bioseguridad para prevenir la propagación del hongo en un futuro.”
El hongo Bsal fue descubierto después de que poblaciones de salamandras fuego en Holanda experimentaran un catastrófico declive debido a esta enfermedad, la cual fue introducida probablemente desde el continente asiático, de donde vienen la mayor parte de importaciones de salamandras. Bsal es parecido al mortal hongo para las ranas llamado Batrachochytrium dendrobatidis (Bd), que ha sido una de las principales causas del declive y extinción de algunas poblaciones de anfibios por todo el mundo. Bsal se ha detectado en animales salvajes de Holanda, Bélgica, Alemania y Vietnam, además de en animales criados en cautividad en Alemania y el Reino Unido.

La ‘Lacey Act’, la cual incluye 201 especies de salamandras de los Estados Unidos. Los servicios de fauna salvaje y peces de Estados Unidos listan como “injurious wildlife” (especies que son muy susceptibles al hongo Bsal o que puedan propagarlo) lo cual limita la importación de estos animales desde otros países y su movimiento entre estados. De acuerdo con la ley, la decisión de la Lacey Act reduce el número de salamandras importadas a los Estados Unidos desde 2015 hasta 2016 en un 98.4%.
Los Estados Unidos albergan 190 especies nativas de salamandras. El ‘Scientific Reports study’ complementa las pruebas realizadas por el SCBI en salamandras salvajes, el cual dio negativo para el hongo Bsal. El SCBI seguirá haciendo pruebas en salamandras salvajes para que no haya posibles cepas de la enfermedad, además también trabajara con otros colaboradores para encontrar medios que eviten la propagación de la enfermedad.
“Las salamandras tienen un papel esencial en la preservación de nuestros bosques al igual que en regular el clima de estos,” dijo Carly Muletz-Wolz, Investigadora del SCBI y coautora del articulo. “Si el Bsal llegase a la parte este de los Estados Unidos, se propagaría con facilidad debido a la abundancia de salamandras en esta zona y esto derivaría en cambios catastróficos del ecosistema. Es imperativo que hagamos todo lo que podemos para evitar la introducción del hongo Bsal en el país y que además sigamos controlando las poblaciones salvajes por si tenemos que actuar en cualquier momento.”

Los otros autores del artículo son, Matthew Becker and Robert Fleischer, SCBI; James Lewis, Rainforest Trust; and Larry Rockwood and A. Alonso Aguirre, George Mason University.

Los investigadores enumeran razones para no lamer sapos

Reciente revisión de los compuestos medicinales en las secreciones de Bufonidae

A medida que las enfermedades humanas se vuelven más resistentes a los antibióticos, la identificación de nuevos productos farmacéuticos es crítica. El sapo de caña y otros miembros de la familia Bufonidae producen sustancias ampliamente utilizadas en la medicina popular tradicional, pero los miembros de esta familia en peligro de extinción, como la rana dorada, Atelopus zeteki, pueden desaparecer antes de revelar sus secretos. Científicos del Smithsonian y colegas de la Universidad de Panamá; del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá INDICASAT AIP; la Universidad de Vanderbilt en Tennessee; y la Universidad Acharya Nagarjuna en Guntur, India, crearon un compendio de las sustancias químicas conocidas, producidas por esta familia de anfibios en la revista médica Journal of Ethnopharmacology destacando su potencial en gran parte inexplorado para el descubrimiento de nuevos fármacos.

Cane toad (Rhinella marinus)

«Poco a poco estamos aprendiendo a criar miembros de esta familia de anfibios que ha sido diezmada por la enfermedad del hongo quítrido», comentó Roberto Ibañez, científico del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI por sus siglas en inglés) y director nacional del Proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá (PARC). «Eso nos da tiempo para entender qué tipo de productos químicos producen, pero es probable que los animales en sus hábitats naturales produzcan una gama aún más amplia de compuestos».

15 de las 47 especies de ranas y sapos utilizadas en la medicina tradicional pertenecen a la familia Bufonidae. Durante milenios, las secreciones de su piel y de las glándulas cerca de sus orificios auditivos llamadas glándulas parótidas, así como sus huesos y tejidos musculares, se han utilizado como remedios para infecciones, mordeduras, cáncer, trastornos cardíacos, hemorragias, alergias, inflamación, dolor e incluso para tratar el SIDA.

La extensa revisión de la literatura existente sobre las toxinas producidas por esta familia reveló que dos especies comunes de sapo asiático, Bufo gargarizans y Duttaphrynus melanostictus, producen el remedio anticancerígeno conocido como Chan Su y Senso. Otra preparación utilizada para tratar el cáncer y la hepatitis, Huachansu o Cinobufacini, está regulada por la Administración Estatal de Alimentos y Medicamentos de China. En Brasil, los intestinos de la Rhinella schneideri, se aplican a los caballos para tratar el parásito Habronema muscae. En España, el extracto del sapo Bufo bufo se utiliza para tratar la podredumbre de los cascos en el ganado. En China, Corea del Norte y del Sur, los ganaderos utilizan la carne de Bufo gargarizans para tratar la peste bovina.

Los científicos sólo han examinado a una pequeña proporción de las más de 580 especies de la familia Bufonidae. «En Panamá, no solo tenemos acceso a una increíble diversidad de especies de anfibios», comentó Marcelino Gutiérrez, investigador del Centro de Biodiversidad y Descubrimiento de Drogas del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (INDICASAT AIP) , «Estamos utilizando nuevas técnicas de espectrometría de masas y espectroscopía de resonancia magnética nuclear para hacer más fácil y más barato elucidar las estructuras químicas de los alcaloides, esteroides, péptidos y proteínas producidos por estos animales. Estamos muy interesados en aprender más sobre los compuestos químicos en esta familia,» agregó.

Se cree que la mayoría de los productos químicos que las ranas y los sapos producen los protegen contra los depredadores. En el caso del género Atelopus, la mayoría de las toxinas encontradas en su piel son tetrodototoxinas. Además, la zetekitoxina se ha encontrado en la, Atelopus zeteki, y la Chiriquitoxina se ha encontrado en la Atelopus limosus, una de las primeras especies que los investigadores exitosamente criaron en cautiverio al igual que la Atelopus glyphus y la Atelopus chiriquiensi.

«Sorprendentemente, las toxinas en la piel de una sola rana pueden matar de 130 a 1000 ratones», comentó Candelario Rodríguez, investigador de INDICASAT AIP y autor principal de la revisión. «El mecanismo de acción es que reducen el ritmo cardíaco, haciendo de estos compuestos terapéuticos interesantes candidatos. La rana dorada, Atelopus zeteki, uno de los símbolos nacionales de Panamá, es la única especie del género Atelopus que secreta zetekitoxinas. Amenazada por el hongo quítrido que infecta su piel, así como su colecta para el comercio de mascotas exóticas y por la destrucción del hábitat, si desaparecieran las ranas doradas, se llevarían con ellas esta sustancia potencialmente valiosa».

Los bloques químicos que los anfibios utilizan para crear compuestos tóxicos provienen de fuentes incluyendo su dieta, las glándulas de la piel o microorganismos simbióticos. Los sapos del género Melanophryniscus secuestran los alcaloides lipófilos de su dieta compleja consistente en ácaros y hormigas. Los investigadores descubrieron que las toxinas encontradas en una especie de Atelopus silvestres no podían aislarse de las ranas criadas en cautiverio: otra razón para conservar el hábitat de las ranas y comenzar a explorar la posibilidad de liberar a las ranas criadas en cautiverio en la naturaleza.

Más del 30 por ciento de los anfibios en el mundo están en declive. Compitiendo por mantenerse a la vanguardia de la ola de enfermedades que se extiende por toda América Central, Panamá está liderando el camino en los esfuerzos de conservación. El proyecto PARC del Smithsonian identificó varias especies de Atelopus en peligro de extinción. Los investigadores están aprendiendo a crear las condiciones necesarias para criar ranas en cautiverio. No sólo los cuidadores de animales en sus instalaciones de Gamboa y El Valle, Panamá, experimentan para descubrir qué comen las ranas, sino que además recrean el ambiente adecuado para todo el ciclo de vida de la rana: desde la puesta de huevos, la incubación de estos y la supervivencia del renacuajo. Cada especie tiene requisitos únicos que lo convierten en un caro desafío para crear esta arca de Noé para anfibios.

Conozca más sobre los anfibios visitando el blog del Proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá (PARC) y la exhibición Las Fabulosas Ranas De Panamá en el Centro Natural Punta Culebra, Calzada de Amador, Panamá.

Rodriguez, Candelario, Rollins-Smith, Louise, Ibanez, Roberto, Durant-Archibold, Armando, Gutiérrez, Marcelino. 2016. Toxins and pharmacologically active compounds from species of the family Bufonidae (Amphibia, Anura). Journal of Ethnopharmacology, doi:10.1016/j.jep.2016.12.021

Dia del Coqui

Common_CoquíPara cinco años, he trabajado como el herpetólogo personal de Las Casas de la Selva, un proyecto forestal sostenible en Puerto Rico. También he tenido el privilegio de pasar cinco meses de Panamá; un poco de ese tiempo se dedicó a trabajar con PARC. He notado muchas similitudes entre Puerto Rico y Panamá. En concreto, me he dado cuenta de que cada país tiene una rana como símbolo nacional y cultural.

En Panamá, todo las personas sabe de la rana dorada (Atelopus zeteki), y cuando yo estaba estudiando el folclore de Panamá, escuché las viejas historias acerca de cómo la rana era buena suerte, y que la gente solía creer que se convertía en oro cuando murió. Hoy en día, la Rana Dorada es un símbolo de la propia Panamá, y de lo que significa ser panameño. Las imágenes de la rana de oro adorna todo, desde billetes de lotería a las camisetas a las tazas de café. Algunos de mis amigos en Panamá han ido tan lejos como para conseguir tatuajes de Rana Dorada. Y cada año, miles de personas celebran el Día de Rana Dorada .

Como una isla, Puerto Rico tiene muy pocas especies de ranas, y 16 de las 18 especies nativas pertenecen al género Eleutherodactylus. Este género se conoce colectivamente como «Coquis», aunque sólo dos especies hacen que el «Ko- Kee» llamada de apareamiento distintivo que hace de noche en Puerto Rico un asunto tan ruidoso. De las 16 especies de coquíes, 13 son elaboradas por la UICN como vulnerables, en peligro o en peligro crítico. Al igual que con la Rana Dorada en Panamá, coquíes son un símbolo de todo Puerto Rico. Nacidos en el continente puertorriqueños que regresan a la isla responden a los retos sobre su puertorriqueño «autenticidad» que se utiliza para responder : «Yo soy tan puertorriqueño como el Coqui». Imágenes del Coqui aparecen en murales artísticos, kitch turístico , y los tatuajes, incluso hay una marca «Coqui» de café y un «Coqui» concesionario de coches!

Pero nos falta algo en Puerto Rico – no tenemos equivalente al «Dia de Rana Dorada «. Después de mi tiempo en PARC , incluyendo mi oportunidad en 2012 para ayudar a Angie Estrada, Jorge Guerrel, Ligo Díaz, y el resto del plan de personal y ejecución de las actividades educativas en Gamboa Zoo, me decidí a tomar el espíritu de «Dia de Rana Dorada » respaldar a Puerto Rico con mi. Estoy feliz de anunciar que la idea ha sido bien recibida, y el primer «Dia del Coqui » será un festival de fin de semana desde 26 hasta 28 sept, 2014. Se llevará a cabo en el Jardín Botánico y Cultural William Miranda Marin en la ciudad situada en el centro de Caguas. Ya, artesanos, científicos, músicos, estudiantes universitarios, historiadores y funcionarios de obras públicas se unen para hacer de este evento un éxito.

La intención del Dia del Coqui es ser una celebración cultural, sino también una importante herramienta de aprendizaje para ayudar al pueblo de Puerto Rico saben que las ranas que siempre han compartido la isla con están en necesidad de conservación. Esperamos que el Día del Coqui convierte en un pilar cultural en Puerto Rico, similar a Dia de Rana Dorada en Panamá.

Para obtener más información, por favor escriba a Norman Greenhawk a greenhawk81@gmail.com or www.facebook.com/diadelcoqui

Noticias de Proyecto Atelopus: Una pequeña rana

Jamie Voyles

There are two types of golden frogs in Panama, Atelopus zeteki, the Panamanian golden frog, and Atelopus varius, the variable harlequin frog, which has more variable coloration ranging from mostly yellow to this darker chevron form. Photo: Jamie Voyles, Project Atelopus

Atelopus varius Photo: Jamie Voyles, Project Atelopus

Una pequeña rana puede ofrecer una gran cantidad de esperanza. Esta rana, un macho adulto Atelopus varius, pertenece a un género que está en peligro crítico – no a una sola especie, sino a todo el género – y es, por lo tanto, una de las criaturas más raras de la tierra. La rana dorada Panameño, Atelopus zeteki, lleva la distinción adicional de ser el animal nacional de Panamá y es un símbolo de la buena suerte para el pueblo panameño – tanto es así, que en los últimos ranas doradas apareció en la cara de los billetes de lotería. Por lo tanto, la pérdida de Atelopus, debido a la quitridiomicosis, enfermedad mortal, ha sido poco menos que una tragedia para los panameños, así como para la comunidad mundial.

Hace aproximadamente una década, junto con mi colega, Cori Richards (hoy Dr. Cori Richards-Zawacki), vimos estas joyas de oro desaparecer de las corrientes de Panamá al ritmo en que la enfermedad quitridiomicosis (quítrido) se expandía en todo el país. Cori y yo éramos estudiantes de posgrado, teníamos un entusiasmo juvenil (aunque un poco ingenuo) para enfrentar el siniestro desastre de la conservación. Cori se centró en las ranas doradas para su doctorado y se tomaron muestras de miles de ranas antes de que sucumbieron a la enfermedad. Yo estaba interesado en la comprensión de qué especies se verían afectados por la enfermedad, sin saber que en pocos años sería el quítrido, la causa de una masiva declinación de comunidades enteras de anfibios. Cuando las ranas empezaron a desaparecer, los proyectos de investigación aterrizaron a un punto muerto. Después de todo, sin ranas no podría haber investigación. Así que nuestros asesores, tal vez sabiamente, nos aconsejaron seguir adelante. A medida que cambiamos nuestros proyectos de investigación a otros lugares, las ranas doradas llegaron al borde de la extinción, los avistamientos de estas criaturas raras, ahora se redujeron hasta que se convirtieron en meros rumores.

Pasados ya diez años, Cori y yo teníamos nuestras carreras académicas bastante avanzadas, pero todavía obsesionados por la pérdida de anfibios en Panamá. Cuando Cori visitó la Universidad de California, Berkeley, donde yo estaba terminando mi trabajo post-doctoral, pasamos una tarde sentado en el césped del campus verde y reflexionar sobre nuestro trabajo de una década, a pesar de las previsiones, no nos habíamos dado cuenta del completo alcance de lo que se vendria – especialmente para aquellas hermosas ranas panameñas. En estos días, recordamos, que no mucha gente, fuera de un pequeño grupo de investigadores, había oído hablar de la palabra «quitridiomicosis», y mucho menos intentaron pronunciarlo. Pocos estaban prestando atención a la declinación global de los anfibios, aún menos eran conscientes de la pérdida devastadora de Panamá de su mascota nacional y amuleto de la suerte. Así que, naturalmente, se urdió un plan para volver. Teníamos que ver por nosotros mismos lo que quedaba de las ranas doradas de Panamá.

Nos pusimos a recoger el dinero de las subvenciones de conservación, una pequeña concesión a la vez. Las noticias procedentes de los informes de campo era sombrío, pero se mantuvo determinado. Se agruparon los pequeños botes de fondos (incluyendo el apoyo del Smithsonian y el Proyecto Rana Dorada) y el equipo de investigación a pequeña galvanizado (incluyendo Edgardo Griffith, Heidi Ross y Matt Robak). Muy pronto, caminábamos las montañas brumosas de Panamá, machetes en mano y espera en alto a pesar de las adversidades. Visitamos numerosos sitios donde se encontraron históricamente Atelopus varius y Atelopus zeteki, incluyendo todos los sitios antiguos de ranas doradas de investigacion de Cori. Seguimos rumores, consejos y sugerencias. Después de varios meses de estudios, después de horas de escalada de senderos con pesadas mochilas y botas embarradas, repetidamente salíamos a trompicones de la selva decepcionados, picados por todas clases de insectos y con las manos vacías. Hubiera sido fácil admitir que no estaban persiguiendo a las ranas ya – ya que estabamos persiguiendo fantasmas.

Cori Richards y Jamie Voyles

Cori Richards y Jamie Voyles

Hasta que, después de meses de búsqueda, finalmente encontramos nuestro rayo de esperanza. El 8 de noviembre 2012 encontramos un saludable Atelopus macho adulto posado en una roca cubierta de musgo, sin preocuparse que una lucha a través del continente había estado en marcha desde hace meses, sólo para encontrarlo. Nos sentamos en la lluvia, observándolo y tomando fotos. Se recogieron muestras no invasivas para las pruebas de diagnóstico y genéticos y, a continuación, un poco a regañadientes, nos despedimos y le deseó lo mejor. Nos alegró muchísimo …. y aquí es por qué: Una pequeña rana en la naturaleza sugiere que hay al menos algunas poblaciones sobrevivieron por ahí. Y si hay incluso una pequeña población aguantando, hay esperanza – no sólo para esa población, o incluso para la especie, sino para todo el género. La evidencia para apoyar esa esperanza, en la forma de esa única rana, pequeño y hermoso, es algo mejor que la celebración de un billete de lotería premiado con su foto en ella.

Amphibian Ark taller de capacitación para América Latina

Participants and instructors from throughout Latin America at the recent Amphibian Ark training workshop in Gamboa, Panama

Ellos son: Dalina del Carmen Cosme, Abbileth González, Diana Troetsch, Rigoberto Diaz, Lanki Cheucarama, Nahir Cabezón, Humberto Membache, Francis Torres, Javier Jara, Ana Gabriela Castillo, Maykell Morales, Mireya Dimas, Marta Torres, Erick López, Elida Leiva, Camilo Londoño. Jose Alfredo Hernández, Leiza Torres, Juan Daniel Jaramillo, Diorene Smith, Diego Villaquiran, Osvaldo Cabeza, Diego Medina, Didier Ramos, Andy Pascual, Marcos Ponce y Benjamin Walker.

Con el apoyo de USAID y el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), Amphibian Ark llevo a cabo un taller Taller de capacitación para incrementar las habilidades de conservación de anfibios en América Latina en Panamá el pasado mes de Abril. Veintisiete participantes de Chile, Colombia, Guatemala, Ecuador, México y Panamá compartieron experiencias en el diseño, implementación y mantenimiento de programas ex situ de anfibios. El enfoque principal fue de guiar los programas a nuevos niveles de éxito, además de la cría en cautiverio, el manejo de la población y el acoplamiento de estos programas con estrategias de salida apropiadas con posibles métodos de reintroducción. Los instructores darán tanto conferencias teóricas como sesiones prácticas en tópicos como manejo, genética de poblaciones, salud, reproducción y registros.

Los participantes recibieron un intenso entrenamiento teórico y practico por parte de los mejores especialistas en anfibios de la región. la crisis de los anfibios, problemas médicos y cuidado veterinario, cultivo y producción de alimento, cuidado y manejo diario y medidas de bioseguridad fueron alguno de los temas discutidos, y los mismos fueron complementados con proyectos grupales y salidas nocturnas a campo en los alrededores del Parque Nacional Soberanía.

Queremos agradecer a Ron Gagliardo, Oficial de Entrenamiento de Amphibian Ark; Luis Carrillo, Diego Almeida Reinoso, Brian Kubicki, Brad Wilson, Eric Baitchman, Edgardo Griffith, Roberto Ibáñez, Jorge Guerrel y Angie Estrada por donar su tiempo y conocimiento. Y a todos los participantes por su interés, entusiasmo y trabajo en la conservación de anfibios.