Los anfibios están disminuyendo en todo el mundo: debemos redoblar nuestros esfuerzos para salir de la emergencia

Nuestro planeta alberga casi 9.000 especies de anfibios. Durante más de 100 años, estos animales han sufrido dramáticamente las consecuencias de la deforestación, la agricultura, el drenaje de humedales, los productos agroquímicos y otros contaminantes. En los últimos tiempos han surgido nuevas amenazas que hacen que el 40% de todas las especies de anfibios estén en riesgo de extinción según la “Lista Roja” de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), recientemente actualizada. Entre las nuevas amenazas figuran el cambio climático y las enfermedades infecciosas emergentes. Entre ellas, los hongos quitridios de los anfibios que desempeñan un papel fundamental. Estos hongos han sido diseminados por todo el mundo por los seres humanos y producen la enfermedad quitridiomicosis cutánea en los anfibios, que ocasiona descensos de poblaciones e incluso extinciones.

Atelopus certus

Hace ya 30 años que investigadores, conservacionistas y otras partes interesadas se dieron cuenta de la crisis que atraviesan los anfibios. Se han puesto en marcha varias iniciativas a escala mundial, regional y local para salvaguardar la diversidad de los anfibios, incluidos numerosos planes de gestión y acción. Gracias a estas actividades, hemos aumentado enormemente nuestros conocimientos sobre dónde se produce el declive, así como los mecanismos que lo explican y cómo interactúan las amenazas. Esto va de la mano de un enorme compromiso con la protección de los hábitats naturales sumado a la cría en cautividad en instalaciones para la conservación. También se conocen mucho mejor las enfermedades y sus agentes. Ha habido muchas historias de éxito y sin toda la inversión, el trabajo y la pasión de actores involucrados muchas especies de anfibios ya se habrían extinguido.

Sin embargo, es difícil apreciar en qué punto nos encontramos para superar la crisis de los anfibios. Las amenazas y la vulnerabilidad hacia ellas no es igual para todas las especies. Algunos anfibios son más susceptibles y sufren más las consecuencias de las amenazas. Representan los «peores escenarios» de la crisis de los anfibios. De muchos de ellos carecemos de información suficiente para conocer su estado actual. No es el caso de los sapos arlequín, género Atelopus, de América Central y del Sur, que aun con la información que tenemos continúan en alto riesgo. Se trata de animales pequeños, a menudo coloridos y de actividad diurna, que habitan desde selvas tropicales de tierras bajas hasta los páramos andinos por encima del límite arbóreo.

Se conocen más de 130 especies de Atelopus y, al ser muy sensibles a las amenazas, muchas de esas especies han disminuido e incluso se teme que se hayan extinguido. Los sapos arlequín son el ejemplo más representativo de la crisis de los anfibios y, los científicos han estudiado los datos sobre el estado de sus poblaciones desde principios de los años noventa, debido a su aspecto icónico. En un estudio reciente publicado en Communications Earth and Environment, Lötters y 99 colegas, en su mayoría conservacionistas e investigadores de países donde los sapos arlequín se dan de forma natural, compararon los datos sobre el estado de las poblaciones en 2004 y 2022 para examinar las tendencias específicas de las especies en las dos últimas décadas.

Los datos de los autores confirman que los enormes esfuerzos de conservación de muchos científicos, conservacionistas y comunidades locales han revelado que más de 30 especies de Atelopus que en parte se temía que hubieran desaparecido, ¡todavía están ahí! Sin embargo, las pruebas sugieren que, al mismo tiempo, todas las especies siguen amenazadas y su estado de conservación no ha mejorado. Los factores que amenazan a los sapos arlequines que aún sobreviven siguen siendo los mismos e incluyen el cambio de hábitat y la propagación del hongo quitridio. Además, los autores demostraron que en el futuro los sapos arlequines sufrirán las consecuencias del cambio climático.

Los autores concluyen que otros anfibios que se encuentran en la peor situación siguen en peligro, lo que demuestra que la crisis de los anfibios sigue siendo una emergencia. Gracias al enorme esfuerzo puesto en la conservación, por redes de colaboración como la recientemente lanzada Atelopus Survival Initiative bajo el paraguas del Atelopus Task Force del Amphibian Specialist Group de la UICN, estos anfibios aún no han desaparecido. Ahora más que nunca es fundamental continuar e incrementar los esfuerzos para salir de la emergencia que sigue siendo la crisis de los anfibios.

Lötters, S., A. Plewnia, A. Catenazzi, K. Neam, A.R. Acosta-Galvis, Y. Alarcon Vela, J.P. Allen, J.O. Alfaro Segundo, A. de Lourdes Almendáriz Cabezas, G. Alvarado Barboza, K.R. Alves-Silva, M. Anganoy-Criollo, E. Arbeláez Ortiz, J.D. Arpi L., A. Arteaga, O. Ballestas, D. Barrera Moscoso, J.D. Barros-Castañeda, A. Batista, M.H. Bernal, E. Betancourt, Y.O. da Cunha Bitar, P. Böning, L. Bravo-Valencia, J.F. Cáceres Andrade, D. Cadenas, J.C. Chaparro Auza, G.A. Chaves-Portilla, G. Chávez, L.A. Coloma, C.F. Cortez-Fernandez, E.A. Courtois, J. Culebras, I. De la Riva, V. Diaz, L.C. Elizondo Lara, R. Ernst, S.V. Flechas, T. Foch, A. Fouquet, C.Z. García Méndez, J. E. García-Pérez, D.A. Gómez-Hoyos, S.C. Gomides, J. Guerrel, B. Gratwicke, J.M. Guayasamin, E. Griffith, V. Herrera-Alva, R. Ibáñez, C.I. Idrovo, A. Jiménez Monge, R.F. Jorge, A. Jung, B. Klocke, M. Lampo, E. Lehr, C.H.R. Lewis, E.D. Lindquist, Y.R. López-Perilla, G. Mazepa, G.F. Medina-Rangel, A. Merino Viteri, K. Mulder, M. Pacheco-Suarez, A. Pereira-Muñoz, J.L. Pérez-González, M.A. Pinto Erazo, A.G. Pisso Florez, M. Ponce, V. Poole, A.B. Quezada Riera, A.J. Quiroz, M. Quiroz-Espinoza, A. Ramírez Guerra, J.P. Ramírez, S. Reichle, H. Reizine, M. Rivera-Correa, B. Roca-Rey Ross, A. Rocha-Usuga, M.T. Rodrigues, S. Rojas Montaño, D.C. Rößler, L.A. Rueda Solano, C. Señaris, A. Shepack, F.R. Siavichay Pesántez, A. Sorokin, A. Terán-Valdez, G. Torres-Ccasani, P.C. Tovar-Siso, L.M. Valencia, D.A. Velásquez-Trujillo, M. Veith, P.J. Venegas, J. Villalba-Fuentes, R. von May, J.F. Webster Bernal & E. La Marca (2023): Ongoing harlequin toad declines suggest the amphibian extinction crisis is still an emergency. — Communications Earth and Environment, 4, 412. https://www.nature.com/articles/s43247-023-01069-w

Los anfibios siguen siendo la clase de vertebrados más amenazada y necesitan nuestra ayuda.

La destrucción del hábitat y las enfermedades son causas bien documentadas del declive de los anfibios, que se encuentran entre los animales más amenazados del planeta, pero un nuevo artículo que analiza dos décadas de datos de todo el mundo ha encontrado que el cambio climático está emergiendo como una de las mayores amenazas para las ranas, salamandras y cecilias. El estudio se publicó hoy, 4 de octubre, en la revista científica Nature.

El estudio, titulado «Continúan los declives de los anfibios del mundo ante las amenazas emergentes», se basa en la segunda evaluación global de anfibios, coordinada por la Autoridad de la Lista Roja de Anfibios, que es una rama del Grupo de Especialistas en Anfibios de la Comisión de Supervivencia de Especies de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), alojada y gestionada por Re:wild.

La evaluación evaluó el riesgo de extinción de más de 8,000 especies de anfibios de todo el mundo, incluyendo 2,286 especies evaluadas por primera vez. Más de 1,000 expertos de todo el mundo contribuyeron con sus datos y conocimientos, y se encontró que dos de cada cinco anfibios están amenazados de extinción. Estos datos se publicarán en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN.

Entre 2004 y 2022, algunas amenazas críticas han acercado a más de 300 anfibios a la extinción, según el estudio. El cambio climático fue la principal amenaza para el 39% de estas especies. Se espera que este número aumente a medida que estén disponibles mejores datos y proyecciones sobre las respuestas de las especies al cambio climático. El cambio climático es especialmente preocupante para los anfibios en gran parte debido a su sensibilidad a los cambios en su entorno.

Small red poison dartfrog called Andinobates geminisae carrying a tadpole on his back

La rana dardo de Géminis es un anfibio Panameño en peligro crítico que fue descrito recientemente. Se encuentra en una zona de tan solo 40 km², y los machos cuidan de las crías y transportan a los renacuajos en sus espaldas.

«A medida que los humanos impulsan cambios en el clima y en los hábitats, los anfibios se están convirtiendo en cautivos del clima, incapaces de moverse muy lejos para escapar del aumento inducido por el cambio climático en la frecuencia e intensidad de calor extremo, incendios forestales, sequías y huracanes», dijo Jennifer Luedtke Swandby, gerente de especies de Re:wild, coordinadora de la Autoridad de la Lista Roja de la UICN y una de las autoras principales del estudio. «Nuestro estudio muestra que no podemos seguir subestimando esta amenaza. Proteger y restaurar los bosques es fundamental no solo para la preservación de la biodiversidad, sino también para abordar el cambio climático».

La destrucción y degradación del hábitat como resultado de la agricultura (incluyendo cultivos, ganado como el ganado y la ganadería, y la silvicultura), el desarrollo de infraestructura y otras industrias siguen siendo la amenaza más común, según el artículo. La destrucción y degradación del hábitat afectan al 93% de todas las especies de anfibios amenazadas. La protección expandida del hábitat y de corredores en los lugares más importantes para la biodiversidad seguirá siendo crítica.

Enfermedades causadas por el hongo quitrídeo, que ha diezmado especies de anfibios en América Latina, Australia y Estados Unidos, y la sobreexplotación, siguen causando la disminución de los anfibios. La destrucción y degradación del hábitat, las enfermedades y la sobreexplotación son amenazas que se ven exacerbadas por los efectos del cambio climático.

El estudio también encontró que tres de cada cinco especies de salamandras están amenazadas de extinción principalmente debido a la destrucción del hábitat y el cambio climático, lo que convierte a las salamandras en el grupo de anfibios más amenazado del mundo. América del Norte alberga la comunidad más biodiversa de salamandras del mundo, incluyendo un grupo de salamandras sin pulmones abundantes en las Montañas Apalaches del este de Estados Unidos. Debido a esto, los conservacionistas están preocupados por un mortal hongo de salamandras que se ha encontrado en Asia y Europa, llamado Batrachochytrium salamandrivorans (Bsal), que podría ingresar a las Américas.

«Bsal aún no ha sido detectado en Estados Unidos, pero debido a que los humanos y otros animales pueden introducir el hongo en nuevos lugares, podría ser solo cuestión de tiempo antes de que veamos la segunda pandemia global de enfermedades de anfibios», dijo Dede Olson, ecóloga de investigación del Servicio Forestal del USDA, miembro del Grupo de Especialistas en Anfibios de la UICN y coautora del artículo. «Es fundamental que sigamos implementando acciones de conservación proactivas para prevenir la propagación de Bsal en Estados Unidos, incluyendo prácticas efectivas de bioseguridad para anfibios silvestres y en cautiverio, así como medidas de detección y respuesta rápidas. El Grupo de Trabajo Bsal de América del Norte incluye un plan estratégico de múltiples enfoques que abarca una red de vigilancia y monitoreo continental, estudios de investigación que identifican geografías y especies de alto riesgo, y asociaciones colaborativas en los sectores público, privado y gubernamental».

El artículo de Nature proporciona una actualización del artículo de referencia de 2004 que se basó en la primera evaluación global de anfibios para la Lista Roja de la UICN, que reveló la crisis de anfibios en desarrollo por primera vez y estableció una línea de base para monitorear tendencias y medir el impacto de la conservación. Según este nuevo estudio, casi el 41% de todas las especies de anfibios que han sido evaluadas están actualmente amenazadas a nivel global, consideradas en peligro crítico, en peligro o vulnerables. Esto se compara con el 26.5% de los mamíferos, el 21.4% de los reptiles y el 12.9% de las aves.

Cuatro especies de anfibios se han documentado como extintas desde 2004: el sapo arlequín de Chiriquí (Atelopus chiriquiensis) de Costa Rica, la rana día de nariz puntiaguda (Taudactylus acutirostris) de Australia, Craugastor myllomyllon y la salamandra de riachuelo falsa de Jalpa (Pseudoeurycea exspectata), ambas de Guatemala. Veintisiete especies adicionales consideradas en peligro crítico ahora se consideran posiblemente extintas, lo que eleva el total a más de 160 anfibios en peligro crítico que se consideran posiblemente extintos. La evaluación también encontró que 120 especies mejoraron su estado en la Lista Roja desde 1980. De las 63 especies que mejoraron como resultado directo de la acción de conservación, la mayoría lo hizo debido a la protección y el manejo del hábitat.

«La historia de la conservación de anfibios en sí misma demuestra cuán vital es esta información», dijo Adam Sweidan, presidente y cofundador de Synchronicity Earth. «Si la Lista Roja de la UICN se hubiera actualizado a una escala similar en la década de 1970 que lo está hoy, podríamos haber rastreado la devastadora pandemia de enfermedades de anfibios 20 años antes de que diezmara las poblaciones de anfibios. No es demasiado tarde; tenemos esta riqueza de información, tenemos el Plan de Acción de Conservación de Anfibios, pero los planes e información no son suficientes. Debemos actuar. Debemos actuar rápido».

Los conservacionistas utilizarán la información de este estudio para ayudar a informar un plan global de acción de conservación, priorizar acciones de conservación a nivel mundial, buscar recursos adicionales e influir en políticas que puedan ayudar a revertir la tendencia negativa para los anfibios.

En un esfuerzo sin precedentes, más de 40 organizaciones de 13 países se unen para proteger y recuperar las ranas arlequín, joyas de Centro y Sur América, gravemente afectadas por una enfermedad anfibia mortal

Con la creación de la Iniciativa de Supervivencia Atelopus (ASI), una nueva alianza de más de 40 organizaciones de 13 países, llega un nuevo día para las ranas arlequín, joyas de los bosques y arroyos del Centro y Sur América, y uno de los grupos de anfibios más afectado por el hongo quítrido mortal Batrachochytrium dendrobatidis (Bd).

Si bien los investigadores y conservacionistas de anfibios han trabajado durante muchos años para salvar a las ranas arlequín (que componen el género Atelopus) y grupos de especies en países individuales, la ASI los reunirá por primera vez para combinar los recursos, décadas de experiencia y conocimiento necesarios para prevenir la extinción de todo el género de ranas arlequín en toda la región donde estas especies aún sobreviven.

“Como un grupo increíblemente diverso de anfibios que enfrentan una serie de amenazas, las ranas arlequín requieren soluciones innovadoras provenientes de un grupo diverso de individuos y organizaciones con diferentes experiencias, conocimientos y capacidades”, dijo Lina Valencia, fundadora de ASI, co-coordinadora del Grupo de Trabajo Atelopus del Grupo Especialista en Anfibios de la UICN y coordinadora de los países andinos para Re: wild, uno de los principales convocantes de la ASI. “Más que nunca antes, necesitamos una constelación de campeones que trabajen juntos para traer de regreso a las ranas arlequín del borde de la extinción. La ASI resalta la necesidad crítica de implementar acciones de conservación en campo que mitiguen las principales amenazas a este hermoso grupo de anfibios.”

Durante las últimas décadas, muchas especies de rana arlequín han sufrido graves declives poblacionales y extinciones en toda su área de distribución. Hoy en día, de las 94 especies de ranas arlequín evaluadas por la UICN, 83% están en peligro de extinción, mientras que alrededor del 40% de las especies de Atelopus han desaparecido de sus hogares conocidos y no se han visto desde principios de la década de los 2000s, a pesar de grandes esfuerzos para encontrarlas. Cuatro especies de ranas arlequín ya están clasificadas como extintas, según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, pero este número probablemente sea mayor.

El hongo Batrachochytrium dendrobatidis (Bd) causa la enfermedad letal quitridiomicosis, que ha provocado una disminución de los anfibios en todo el mundo, incluso en Australia y el oeste de los Estados Unidos. Aunque es probable que Bd sea la principal causa de estas disminuciones, otras amenazas están exacerbando los precipitados declives en la población. Esto incluye la destrucción y degradación de los hábitas (como resultado de la agricultura animal, la tala, la minería y el desarrollo de infraestructura), la introducción de especies invasoras como la trucha arcoíris que se alimenta de renacuajos de ranas arlequín, la contaminación, la recolección ilegal para el comercio de mascotas y la efectos del cambio climático.

La ASI y sus miembros, incluidos gobiernos, comunidades locales y pueblos indígenas, abordarán en colaboración cada una de estas amenazas, y las nuevas amenazas que surjan, para todo el género, teniendo en cuenta las realidades sociales, políticas y culturales de cada uno de los 11 países donde se encuentran las ranas arlequín.

“Con sus bellas canciones y estilos de vida únicos, los anfibios se encuentran entre los animales más extraordinarios de la Tierra, y entre ellos, las ranas arlequín se destacan por sus asombrosos colores”, dijo Luis Fernando Marin da Fonte, coordinador del ASI y director de alianzas y comunicaciones para la Amphibian Survival Alliance. “Pero estas joyas coloridas y delicadas son cada vez más raras. Las ranas arlequín deben ser protegidas no solo por su belleza y singularidad, sino también por su valor intrínseco e importancia biológica, ecológica e incluso cultural.”

El Plan de Conservación para la Rana Arlequín (Atelopus) (HarleCAP), recientemente desarrollado por la Iniciativa, proporciona la hoja de ruta para conservar y recuperar el género de las ranas arlequín y su hábitat. Los objetivos del plan de acción que la ASI pretende alcanzar para el 2041 (el 200 aniversario de la descripción del género Atelopus), incluyen:

desarrollar e implementar métodos innovadores para mitigar los impactos del quitridio en las poblaciones de rana arlequín y comprender mejor por qué algunas especies son menos susceptibles a los efectos del quitridio;
proteger y restaurar los bosques y las cuencas hidrográficas de la rana arlequín;
crear y mantener programas de cría para la conservación;
buscar especies perdidas para la ciencia y llenar otros vacíos en el conocimiento científico sobre las ranas arlequines;
compartir historias que transformarán a las ranas arlequín en símbolos de esperanza para la región y el mundo, y una insignia de éxito de conservación;
asegurar que la red de conservación Atelopus cuente con el apoyo técnico, logístico y financiero para asegurar la conservación a largo plazo de las ranas arlequín.

“El establecimiento de iniciativas colaborativas a nivel internacional y regional es fundamental para coordinar esfuerzos y obtener resultados tangibles que tengan un impacto eficaz y real en la conservación de una especie en peligro de extinción,» dijo Gina Della Togna Universidad Interamericana de Panamá, Panamá. «La Iniciativa de Supervivencia Atelopus es un ejemplo concreto, que no solo tiene como objetivo conservar una especie, sino todo un género, quizás el más amenazado por la crisis global de extinción de los anfibios”.

Las ranas arlequín se encuentran desde Costa Rica en el norte hasta Bolivia en el sur, Ecuador en el oeste y Guayana Francesa en el este. Se les conoce como las joyas del Neotrópico en parte por sus hermosos y variados colores, que van desde el naranja, el verde, el amarillo, el marrón, el negro, el rojo y, a veces, incluso el morado. Se celebran en varias culturas latinoamericanas, incluidas las culturas indígenas, y en países enteros, como en Panamá, donde el animal nacional es la rana dorada panameña.

Como otros anfibios, las ranas arlequín son vitales para ecosistemas saludables. Sus renacuajos dependen del agua limpia y, debido a esto, la presencia de ranas arlequín indica agua de mejor calidad en un ecosistema, mientras que su declive o ausencia es a menudo el primer signo de un ecosistema en problemas.

“Proteger y restaurar las ranas arlequín y sus hábitats también beneficiará a otras especies que comparten los ecosistemas en los que viven y que proporcionan agua a decenas de millones de personas y, en última instancia, a toda la vida en la Tierra”, dijo Valencia. “Esperamos que la ASI sea un modelo exitoso que los conservacionistas puedan emular para otros grupos de especies amenazadas.”

La Iniciativa de Supervivencia Atelopus incluye grupos de conservación nacionales e internacionales, zoológicos, centros de cría en cautiverio, instituciones académicas, gobiernos y comunidades locales. Sus miembros actuales representan las siguientes organizaciones:
Amphibian Ark, Amphibian Survival Alliance, Asociación Pro Fauna Silvestre – Ayacucho, Bioparque Municipal Vesty Pakos, Bolivian Amphibian Initiative, Centre National de la Recherche Scientifique, Centro de Conservación de Anfibios AMARU, Centro Jambatu de Investigación y Conservación de Anfibios/Fundación Jambatu, CORBIDI, DoTS, El Valle Amphibian Conservation Center Foundation, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Florida International University, Fort Worth Zoo, Fundación Atelopus, Fundación Zoológica de Cali, Universidad del Tolima (GHEE), Grupo de Trabajo Atelopus Venezuela, Image Conservation, Instituto Nacional de Pesquisas da Amazônia, Instituto Venezolano de, Investigaciones Científicas, Ministerio del Ambiente de Perú, MUBI (Museo de Biodiversidad del Perú), Parque Explora, Parque Nacional Natural Puracé, Photo Wildlife Tours, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Pontificia Universidad Javeriana, Re:wild, San Diego State University, Smithsonian Tropical Research Institute, Trier University, Universidad de Antioquia, Universidad de Costa Rica, Universidad de los Andes, Universidad del Tolima, Universidad del Magdalena, Universidade Federal do Pará, Universidad Nacional, Universidad Interamericana de Panamá, Universidad Nacional de Colombia, Universidad San Francisco de Quito, Universidade Estadual de Campinas, Universidade Federal do Oeste do Pará, University of Nevada, Reno, University of Notre Dame, University of Pittsburgh, WCS (Wildlife Conservation Society), WCS Colombia, Zoológico Cuenca Bioparque Amaru

Desafiando a la enfermedad: Las ranas panameñas contraatacan

Muchas enfermedades infecciosas pueden desaparecer después de un brote. Peste bubónica, cólera y la influenza son ejemplos que han ocurrido durante la historia humana. Los mismos fenómenos ocurren con las enfermedades de las especies salvajes. ¿Cómo ocurre esto? Una explicación es que el patógeno evoluciona y se convierte en menos mortal para el organismo, por lo que no consigue matar al organismo, y por lo tanto asegurar su propia supervivencia. Mientras que esta situación puede ocurrir, sabemos que hay más razones por las cuales la gravedad de una enfermedad cambia.

Cori Richards y Jamie Voyles

 Para los anfibios, sabemos de una enfermedad letal llamada “chitridiomycosis” descubierta en los años 90. Esta enfermedad fue devastadora para Centroamérica, donde puede que haya extinguido especies enteras. Durante este estudio, hicimos el excitante descubrimiento de que algunas especies de anfibios que parecían extinguidas están aguantando y además mejorando. Queríamos entender como ocurría esto. ¿Era un cambio en el patógeno, en la rana o en ambos?

Para responder a estas preguntas, hicimos dos cosas. Para empezar cogimos ranas en Panamá antes del brote y después del brote de la enfermedad. Además, recogimos muestras del patógeno en múltiples sitios: donde el brote inicial (10 años después). Encontramos que casi una década después del brote, el patógeno era igual de mortal. Sin embargo, las ranas sobreviven y tienen mejores defensas contra él. ¡Las ranas panameñas están contraatacando!

Atelopus varius

Entender como las comunidades de anfibios se están recuperando después de los brotes de la enfermedad es importante por diferentes razones. Primero, resolver como funciona esto nos ayudará a desarrollar mejores estrategias de conservación para proteger a los anfibios de las enfermedades que les llevan a la extinción. Segundo, aclarar como el brote de la enfermedad disminuye nos ayudará a predecir, y responder, a otros posibles patógenos que puedan portar las plantas, animales o humanos. Estas metas son muy importantes en una época en la cual la globalización incrementa la introducción de patógenos a poblaciones de especies inocentes.

Shifts in disease dynamics in a tropical amphibian assemblage are not due to pathogen attenuation JAMIE VOYLES, DOUGLAS C. WOODHAMS, VERONICA SAENZ, ALLISON Q. BYRNE, RACHEL PEREZ, GABRIELA RIOS-SOTELO, MASON J. RYAN, MOLLY C. BLETZ, FLORENCE ANN SOBELL, SHAWNA MCLETCHIE, LAURA REINERT, ERICA BREE ROSENBLUM, LOUISE A. ROLLINS-SMITH, ROBERTO IBÁÑEZ, JULIE M. RAY, EDGARDO J. GRIFFITH, HEIDI ROSS, CORINNE L. RICHARDS-ZAWACKI SCIENCE 30 MAR 2018 : 1517-1519

por Jamie Voyles and Cori Richards-Zawacki
Traducción: Álvaro Gil

Estudio alentador sugiere que un moratorio en las importaciones de salamandras ayudaría a la prevención de propagación de enfermedades

Una ley reciente, del año 2016, restringe la importación internacional de 201 especies de salamandras a los Estados Unidos. El objetivo de la ley es prevenir la propagación en Estados Unidos del nuevo y mortal hongo para las salamandras, Batrachochytrium salamandrivorans (Bsal). En un nuevo estudio publicado el 13 de octubre en Scientific Reports, científicos del ‘Smithsonian Conservation Biology Institute,’ (Instituto Smithsoniano sobre la conservación biológica, SCBI) revelan que esta moratoria tiene opciones de hacer el trabajo de manera eficaz.

Investigadores pasando un bastoncillo a un tritón emperador en el ‘Smithsonian’s National Zoo’ (Zoo Nacional Smithsoniano). Los tritones emperador pertenecen a un género de tritones de Asia los cuales están incluidos en la ley de la moratoria en importaciones de salamandras debido al alto riesgo de que sean portadores del mortal hongo, Batrachochytrium salamandrivorans (Bsal).

“Cuando la moratoria entró en vigor, no sabíamos si el hongo Bsal estaba ya en los Estados Unidos en salamandras vendidas como mascotas y lo único que estábamos haciendo era cerrar la puerta del establo cuando el caballo ya se había escapado,” dijo Brin Gratwicke, biólogo de conservación de anfibios de SCBI y escritor de artículos. “Nuestro estudio no encontró patógenos en ninguna de las salamandras vendidas como mascotas en los Estados Unidos, lo cual eran muy buenas noticias para las salamandras autóctonas, especialmente para la región de los Apalaches-una región con una biodiversidad de salamandras muy alta. Esto significa que tenemos que continuar vigilando y evitando que la enfermedad entre en el país”

El estudio destaca la primera encuesta para el Bsal en las salamandras vendidas como mascotas en los Estados Unidos. Los investigadores trabajaron con el ‘Amphibian Survival Alliance’ (alianza para la supervivencia de los anfibios) mediante el envío de kits para sacar muestras, a criadores de salamandras. A cambio, el equipo recibió muestras sacadas de la piel de 639 salamandras pertenecientes a 65 especies, de las cuales muchas tenían riesgo de portar el hongo Bsal. Ninguna de las muestras mostraron evidencia del hongo según los test llevados a cabo por el ‘SCBI’s Center for Conservation Genomics’ (el centro de conservación genómica del SCBI).

“Trabajando con el sector de los aficionados a las mascotas en este proyecto nos dio la oportunidad de alertar a este sector del potencial problema y que era critico averiguar si el hongo Bsal se había importado a los Estados Unidos,” dijo Blake Klocke, departamento de ciencias medioambientales de la Universidad George Mason, estudiante del doctorado de política, investigador con SCBI y autor del estudio.

“Esperamos que este sector continúe vigilando posibles signos de Bsal y que por lo tanto incluyan en su rutina, el tomar muestras de sus salamandras al igual que protocolos de bioseguridad para prevenir la propagación del hongo en un futuro.”
El hongo Bsal fue descubierto después de que poblaciones de salamandras fuego en Holanda experimentaran un catastrófico declive debido a esta enfermedad, la cual fue introducida probablemente desde el continente asiático, de donde vienen la mayor parte de importaciones de salamandras. Bsal es parecido al mortal hongo para las ranas llamado Batrachochytrium dendrobatidis (Bd), que ha sido una de las principales causas del declive y extinción de algunas poblaciones de anfibios por todo el mundo. Bsal se ha detectado en animales salvajes de Holanda, Bélgica, Alemania y Vietnam, además de en animales criados en cautividad en Alemania y el Reino Unido.

La ‘Lacey Act’, la cual incluye 201 especies de salamandras de los Estados Unidos. Los servicios de fauna salvaje y peces de Estados Unidos listan como “injurious wildlife” (especies que son muy susceptibles al hongo Bsal o que puedan propagarlo) lo cual limita la importación de estos animales desde otros países y su movimiento entre estados. De acuerdo con la ley, la decisión de la Lacey Act reduce el número de salamandras importadas a los Estados Unidos desde 2015 hasta 2016 en un 98.4%.
Los Estados Unidos albergan 190 especies nativas de salamandras. El ‘Scientific Reports study’ complementa las pruebas realizadas por el SCBI en salamandras salvajes, el cual dio negativo para el hongo Bsal. El SCBI seguirá haciendo pruebas en salamandras salvajes para que no haya posibles cepas de la enfermedad, además también trabajara con otros colaboradores para encontrar medios que eviten la propagación de la enfermedad.
“Las salamandras tienen un papel esencial en la preservación de nuestros bosques al igual que en regular el clima de estos,” dijo Carly Muletz-Wolz, Investigadora del SCBI y coautora del articulo. “Si el Bsal llegase a la parte este de los Estados Unidos, se propagaría con facilidad debido a la abundancia de salamandras en esta zona y esto derivaría en cambios catastróficos del ecosistema. Es imperativo que hagamos todo lo que podemos para evitar la introducción del hongo Bsal en el país y que además sigamos controlando las poblaciones salvajes por si tenemos que actuar en cualquier momento.”

Los otros autores del artículo son, Matthew Becker and Robert Fleischer, SCBI; James Lewis, Rainforest Trust; and Larry Rockwood and A. Alonso Aguirre, George Mason University.

Los investigadores enumeran razones para no lamer sapos

Reciente revisión de los compuestos medicinales en las secreciones de Bufonidae

A medida que las enfermedades humanas se vuelven más resistentes a los antibióticos, la identificación de nuevos productos farmacéuticos es crítica. El sapo de caña y otros miembros de la familia Bufonidae producen sustancias ampliamente utilizadas en la medicina popular tradicional, pero los miembros de esta familia en peligro de extinción, como la rana dorada, Atelopus zeteki, pueden desaparecer antes de revelar sus secretos. Científicos del Smithsonian y colegas de la Universidad de Panamá; del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá INDICASAT AIP; la Universidad de Vanderbilt en Tennessee; y la Universidad Acharya Nagarjuna en Guntur, India, crearon un compendio de las sustancias químicas conocidas, producidas por esta familia de anfibios en la revista médica Journal of Ethnopharmacology destacando su potencial en gran parte inexplorado para el descubrimiento de nuevos fármacos.

Cane toad (Rhinella marinus)

«Poco a poco estamos aprendiendo a criar miembros de esta familia de anfibios que ha sido diezmada por la enfermedad del hongo quítrido», comentó Roberto Ibañez, científico del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI por sus siglas en inglés) y director nacional del Proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá (PARC). «Eso nos da tiempo para entender qué tipo de productos químicos producen, pero es probable que los animales en sus hábitats naturales produzcan una gama aún más amplia de compuestos».

15 de las 47 especies de ranas y sapos utilizadas en la medicina tradicional pertenecen a la familia Bufonidae. Durante milenios, las secreciones de su piel y de las glándulas cerca de sus orificios auditivos llamadas glándulas parótidas, así como sus huesos y tejidos musculares, se han utilizado como remedios para infecciones, mordeduras, cáncer, trastornos cardíacos, hemorragias, alergias, inflamación, dolor e incluso para tratar el SIDA.

La extensa revisión de la literatura existente sobre las toxinas producidas por esta familia reveló que dos especies comunes de sapo asiático, Bufo gargarizans y Duttaphrynus melanostictus, producen el remedio anticancerígeno conocido como Chan Su y Senso. Otra preparación utilizada para tratar el cáncer y la hepatitis, Huachansu o Cinobufacini, está regulada por la Administración Estatal de Alimentos y Medicamentos de China. En Brasil, los intestinos de la Rhinella schneideri, se aplican a los caballos para tratar el parásito Habronema muscae. En España, el extracto del sapo Bufo bufo se utiliza para tratar la podredumbre de los cascos en el ganado. En China, Corea del Norte y del Sur, los ganaderos utilizan la carne de Bufo gargarizans para tratar la peste bovina.

Los científicos sólo han examinado a una pequeña proporción de las más de 580 especies de la familia Bufonidae. «En Panamá, no solo tenemos acceso a una increíble diversidad de especies de anfibios», comentó Marcelino Gutiérrez, investigador del Centro de Biodiversidad y Descubrimiento de Drogas del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (INDICASAT AIP) , «Estamos utilizando nuevas técnicas de espectrometría de masas y espectroscopía de resonancia magnética nuclear para hacer más fácil y más barato elucidar las estructuras químicas de los alcaloides, esteroides, péptidos y proteínas producidos por estos animales. Estamos muy interesados en aprender más sobre los compuestos químicos en esta familia,» agregó.

Se cree que la mayoría de los productos químicos que las ranas y los sapos producen los protegen contra los depredadores. En el caso del género Atelopus, la mayoría de las toxinas encontradas en su piel son tetrodototoxinas. Además, la zetekitoxina se ha encontrado en la, Atelopus zeteki, y la Chiriquitoxina se ha encontrado en la Atelopus limosus, una de las primeras especies que los investigadores exitosamente criaron en cautiverio al igual que la Atelopus glyphus y la Atelopus chiriquiensi.

«Sorprendentemente, las toxinas en la piel de una sola rana pueden matar de 130 a 1000 ratones», comentó Candelario Rodríguez, investigador de INDICASAT AIP y autor principal de la revisión. «El mecanismo de acción es que reducen el ritmo cardíaco, haciendo de estos compuestos terapéuticos interesantes candidatos. La rana dorada, Atelopus zeteki, uno de los símbolos nacionales de Panamá, es la única especie del género Atelopus que secreta zetekitoxinas. Amenazada por el hongo quítrido que infecta su piel, así como su colecta para el comercio de mascotas exóticas y por la destrucción del hábitat, si desaparecieran las ranas doradas, se llevarían con ellas esta sustancia potencialmente valiosa».

Los bloques químicos que los anfibios utilizan para crear compuestos tóxicos provienen de fuentes incluyendo su dieta, las glándulas de la piel o microorganismos simbióticos. Los sapos del género Melanophryniscus secuestran los alcaloides lipófilos de su dieta compleja consistente en ácaros y hormigas. Los investigadores descubrieron que las toxinas encontradas en una especie de Atelopus silvestres no podían aislarse de las ranas criadas en cautiverio: otra razón para conservar el hábitat de las ranas y comenzar a explorar la posibilidad de liberar a las ranas criadas en cautiverio en la naturaleza.

Más del 30 por ciento de los anfibios en el mundo están en declive. Compitiendo por mantenerse a la vanguardia de la ola de enfermedades que se extiende por toda América Central, Panamá está liderando el camino en los esfuerzos de conservación. El proyecto PARC del Smithsonian identificó varias especies de Atelopus en peligro de extinción. Los investigadores están aprendiendo a crear las condiciones necesarias para criar ranas en cautiverio. No sólo los cuidadores de animales en sus instalaciones de Gamboa y El Valle, Panamá, experimentan para descubrir qué comen las ranas, sino que además recrean el ambiente adecuado para todo el ciclo de vida de la rana: desde la puesta de huevos, la incubación de estos y la supervivencia del renacuajo. Cada especie tiene requisitos únicos que lo convierten en un caro desafío para crear esta arca de Noé para anfibios.

Conozca más sobre los anfibios visitando el blog del Proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá (PARC) y la exhibición Las Fabulosas Ranas De Panamá en el Centro Natural Punta Culebra, Calzada de Amador, Panamá.

Rodriguez, Candelario, Rollins-Smith, Louise, Ibanez, Roberto, Durant-Archibold, Armando, Gutiérrez, Marcelino. 2016. Toxins and pharmacologically active compounds from species of the family Bufonidae (Amphibia, Anura). Journal of Ethnopharmacology, doi:10.1016/j.jep.2016.12.021

Dia del Coqui

Common_CoquíPara cinco años, he trabajado como el herpetólogo personal de Las Casas de la Selva, un proyecto forestal sostenible en Puerto Rico. También he tenido el privilegio de pasar cinco meses de Panamá; un poco de ese tiempo se dedicó a trabajar con PARC. He notado muchas similitudes entre Puerto Rico y Panamá. En concreto, me he dado cuenta de que cada país tiene una rana como símbolo nacional y cultural.

En Panamá, todo las personas sabe de la rana dorada (Atelopus zeteki), y cuando yo estaba estudiando el folclore de Panamá, escuché las viejas historias acerca de cómo la rana era buena suerte, y que la gente solía creer que se convertía en oro cuando murió. Hoy en día, la Rana Dorada es un símbolo de la propia Panamá, y de lo que significa ser panameño. Las imágenes de la rana de oro adorna todo, desde billetes de lotería a las camisetas a las tazas de café. Algunos de mis amigos en Panamá han ido tan lejos como para conseguir tatuajes de Rana Dorada. Y cada año, miles de personas celebran el Día de Rana Dorada .

Como una isla, Puerto Rico tiene muy pocas especies de ranas, y 16 de las 18 especies nativas pertenecen al género Eleutherodactylus. Este género se conoce colectivamente como «Coquis», aunque sólo dos especies hacen que el «Ko- Kee» llamada de apareamiento distintivo que hace de noche en Puerto Rico un asunto tan ruidoso. De las 16 especies de coquíes, 13 son elaboradas por la UICN como vulnerables, en peligro o en peligro crítico. Al igual que con la Rana Dorada en Panamá, coquíes son un símbolo de todo Puerto Rico. Nacidos en el continente puertorriqueños que regresan a la isla responden a los retos sobre su puertorriqueño «autenticidad» que se utiliza para responder : «Yo soy tan puertorriqueño como el Coqui». Imágenes del Coqui aparecen en murales artísticos, kitch turístico , y los tatuajes, incluso hay una marca «Coqui» de café y un «Coqui» concesionario de coches!

Pero nos falta algo en Puerto Rico – no tenemos equivalente al «Dia de Rana Dorada «. Después de mi tiempo en PARC , incluyendo mi oportunidad en 2012 para ayudar a Angie Estrada, Jorge Guerrel, Ligo Díaz, y el resto del plan de personal y ejecución de las actividades educativas en Gamboa Zoo, me decidí a tomar el espíritu de «Dia de Rana Dorada » respaldar a Puerto Rico con mi. Estoy feliz de anunciar que la idea ha sido bien recibida, y el primer «Dia del Coqui » será un festival de fin de semana desde 26 hasta 28 sept, 2014. Se llevará a cabo en el Jardín Botánico y Cultural William Miranda Marin en la ciudad situada en el centro de Caguas. Ya, artesanos, científicos, músicos, estudiantes universitarios, historiadores y funcionarios de obras públicas se unen para hacer de este evento un éxito.

La intención del Dia del Coqui es ser una celebración cultural, sino también una importante herramienta de aprendizaje para ayudar al pueblo de Puerto Rico saben que las ranas que siempre han compartido la isla con están en necesidad de conservación. Esperamos que el Día del Coqui convierte en un pilar cultural en Puerto Rico, similar a Dia de Rana Dorada en Panamá.

Para obtener más información, por favor escriba a Norman Greenhawk a greenhawk81@gmail.com or www.facebook.com/diadelcoqui